La ruta ceremonial que el pueblo wixárika recorre cada año para llegar al desierto sagrado de Wirikuta está próxima a ser reconocida como Patrimonio Mundial por la UNESCO. El “Camino de nuestro abuelo fuego”, como lo nombran en su lengua originaria (Tatehuarí Huajuyé), abarca más de 500 mil hectáreas que cruzan cinco estados de la República: Jalisco, Nayarit, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí.
El expediente que sustenta esta postulación se analiza en la 47ª sesión del Comité de Patrimonio Mundial, que se celebra desde el 6 de julio en París. De ser aprobado, los 20 sitios sagrados que conforman esta ruta quedarían protegidos bajo la figura de “bien en serie”, otorgándoles resguardo internacional frente a amenazas como la minería, el saqueo cultural y el deterioro ecológico.
Según las cosmogonías wixaritari, esta ruta sigue el sendero trazado por los ancestros hacia el lugar donde nació el Sol: Wirikuta, ubicado en el Cerro El Quemado, San Luis Potosí. Se trata de una peregrinación viva que inicia en la Sierra Madre Occidental y concluye en el noroeste del país, a través de parajes considerados sagrados desde tiempos inmemoriales.
La propuesta fue elaborada por el propio pueblo wixárika, sin que haya partido del Estado mexicano, como explicó desde París Francisco Vidargas, director de Patrimonio Mundial del INAH. “El Gobierno la presenta ante la UNESCO, pero la idea y el contenido fueron definidos exclusivamente por las autoridades tradicionales wixaritari”, subrayó.
El expediente fue postulado con base en dos de los criterios exigidos por la UNESCO: el tercero, por representar un testimonio excepcional de una tradición cultural viva, y el sexto, por su relación directa con creencias y prácticas de significado universal.
El camino hacia este reconocimiento internacional ha sido largo y marcado por obstáculos. La defensa de esta ruta comenzó formalmente en 1998, cuando comunidades wixaritari, con el respaldo de la organización Conservación Humana, A.C., iniciaron los trabajos para su protección. En 2004, el trayecto fue incluido en la Lista Indicativa de México ante la UNESCO.
Un hito fundamental se dio en 2011 con la fundación del Consejo Regional Wixárika para la Defensa de Wirikuta y Lugares Sagrados, surgido para frenar proyectos extractivos que amenazaban con destruir sitios de valor espiritual. Sin embargo, en 2015, el gobierno del entonces presidente Enrique Peña Nieto bloqueó la entrega del expediente a la UNESCO, priorizando —según Vidargas— los intereses mineros sobre los patrimoniales.
El proceso se reactivó en 2021 gracias a la insistencia del Consejo Regional y al respaldo presidencial en 2022, cuando el Presidente López Obrador recibió a representantes wixaritari en Palacio Nacional. Como resultado, se incluyó el reconocimiento de la ruta dentro del Plan de Justicia para los Pueblos Wixárika, Náayeri, O’dam y Mexikan.
La evaluación técnica del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) ya recomendó la inscripción de la ruta. Ahora, la decisión final recae en los 20 países miembros del Comité del Patrimonio Mundial —excluyendo a México por razones de imparcialidad—, quienes emitirán su voto en los próximos días. Se espera que el resultado se anuncie este fin de semana.
De confirmarse, la “Ruta Wixárika por los Sitios Sagrados a Wirikuta” no sólo obtendrá protección oficial como bien cultural, sino que se convertirá en símbolo global de resistencia indígena y preservación de tradiciones ancestrales.
Santos de la Cruz, defensor y abogado wixárika, y Totupica Candelario, representante de Conservación Humana, A.C., serán los encargados de agradecer formalmente a la UNESCO en nombre del pueblo wixárika.