El voraz incendio forestal que azota la serranía de Santa María del Río y Tierra Nueva ha cobrado una dimensión alarmante, consumiendo más de 850 hectáreas de vegetación. Las llamas, extendidas a lo largo de cinco kilómetros, desafían los esfuerzos de control por parte de las autoridades.
Desde el inicio del siniestro, los tres niveles de Gobierno han unido fuerzas con brigadistas, voluntarios y comunidades locales para combatir el fuego. La Guardia Civil Estatal ha desplegado efectivos en comunidades cercanas como Ciénega, El Camarón, Santa Rosa y Bagres, con el objetivo de mitigar el avance del incendio y proteger a los residentes.
La compleja orografía de la región ha presentado desafíos adicionales para los equipos de combate al fuego. A pesar de ello, más de 150 brigadistas de la Coordinación Estatal de Protección Civil, junto con voluntarios y personal de la Comisión Nacional Forestal, perseveran en sus esfuerzos por contener las llamas.
La coordinación entre diversas entidades gubernamentales y organizaciones de socorro ha sido fundamental en la respuesta a esta emergencia. La Comisión Nacional Forestal, en colaboración con la Guardia Civil Estatal, ha establecido una estrategia operativa para abordar la situación, involucrando también a Protección Civil Estatal, la policía municipal y la Secretaría de la Defensa Nacional.
Para intensificar los esfuerzos de extinción, se han habilitado dos aeronaves, una dedicada al transporte de personal y equipo, y otra equipada con una cisterna para arrojar agua y retardante sobre las áreas afectadas. Esta medida ha sido crucial para contener el avance del incendio en zonas de difícil acceso.
El titular de la Coordinación Estatal de Protección Civil, Mauricio Ordaz, ha destacado la importancia de combatir el fuego desde frentes estratégicos en las regiones altas, con el fin de limitar su propagación hacia las áreas más vulnerables. La colaboración con la CONAFOR ha permitido un enfoque coordinado y eficiente en esta tarea.
Sin embargo, la magnitud y la intensidad del incendio en la sierra de Bagres, en el municipio de Santa María del Río, continúan representando un desafío considerable. Se han desplegado cuatro helicópteros para apoyar las operaciones de extinción en esta zona, donde el fuego amenaza tanto la flora y fauna como la seguridad de los residentes.
Como medida preventiva, las autoridades han iniciado evacuaciones en áreas cercanas al incendio, priorizando la protección de los adultos mayores y otras poblaciones vulnerables. Hasta el momento, 16 personas han sido desplazadas de sus hogares, y se han realizado rescates aéreos de brigadistas atrapados por el avance repentino de las llamas.
A pesar de los desafíos, las autoridades mantienen la esperanza de que las condiciones climáticas mejoren en los próximos días, lo que podría facilitar las labores de extinción. Se aguarda con optimismo la llegada de lluvias, que no solo contribuirían a la recuperación de los niveles de agua en las presas, sino que también ayudarían a sofocar los incendios activos en la región.
