Por: El Águila Descalza
No hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla, como dijera el clásico. El día de hoy, primero de abril, se reelije el Dr. Zermeño, y nos atrevemos a decir esto porque no puede ser posible que para dirigir la UASLP sea suficiente improvisar un par de aspiraciones que demuestran la falta de compromiso y visión de futuro de quienes diseñaron la candidatura a la rectoría con base a intereses personales, rencores, ocurrencias y coyunturas electorales. Para los que no están familiarizados con la integración del Consejo Directivo Universitario (CDU) de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, les podemos decir que el órgano supremo de autonomía y autoridad de la institución está conformado —en su mayoría— por hombres y mujeres con convicción, con una sólida trayectoria académica que, de forma respetable, representan a su amplia comunidad.
Por eso es insensato pensar que en el marco del proceso de elección de la Rectoría, las y los integrantes del máximo órgano de gobierno de la UASLP estuvieran dispuestos a comprometer su voto al mejor postor a cambio de nada.
Dicha aseveración la darían por válida en especial quienes están acostumbrados a actuar de forma mañosa, a quienes toman de la política externa, generalmente sucia y corrupta, las prácticas más vulgares para enlodar procesos como el que está por concluir.
En la Universidad se espera que las y los consejeros pongan el ejemplo como profesionales involucrados en un proyecto que ya se tiene, y mantengan su integridad inquebrantable, que conserven su dignidad ejerciendo su voto de forma responsable y, principalmente, que defiendan a su Universidad, tal y como sucedió hace más de cien años cuando el gobernador Rafael Nieto Compeán, con el respaldo del Congreso del Estado de San Luis Potosí, le otorgó a la institución el valor de la AUTONOMÍA para protegerla y erigirla como “una entidad moral independiente y alejada de los vaivenes de la política”.
Pero si los rumores son ciertos y son las y los estudiantes el eslabón más débil de esta cadena llamada Consejo Directivo Universitario, bien vendría invocarlos para que este día hagan un ejercicio de conciencia y se visualicen en dos o tres años como profesionistas orgullosos de no haber cedido a verdes y malévolas tentaciones, a presiones externas, y de no haberse vendido por unos pesos o una noche de excesos con sus amigos. Ustedes tomarán la importante decisión de permanecer o no del lado correcto de esta historia.
Y ojalá este lunes 1 de abril sólo gane nuestra Alma Mater, para que (y aunque parezca cosa menor) los colores que la identifican: el azul y el oro, permanezcan como emblema de la universidad pública más importante del estado potosino.
