Por: El Águila Descalza
Mucho se criticó al rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Alejandro Zermeño, de no “conciliar” con el Gobierno del Estado durante los poco más de dos años que han transcurrido de la actual gestión. A diferencia de gobiernos anteriores, a la llegada de Ricardo Gallardo fue notorio el desinterés de su administración por la educación superior pública, y durante todo ese tiempo la relación con la máxima casa de estudios fue fría y distante.
Eso motivó que, durante el proceso de elección de la Rectoría, que concluyó el pasado 1 de abril, algunos aspirantes tomaran como bandera política la propuesta de limar asperezas con la administración gallardista y establecer relaciones armónicas “por el bien de la universidad”.
Sin embargo, en días pasados sucedió lo que muchos ni siquiera se imaginaron ocurriría. Tras el contundente triunfo de Zermeño Guerra, el gobierno estatal decidió enmendar la plana de su desdén a la universidad más grande de San Luis Potosí y, a través de la SEDUVOP, organizó con bombo y platillo el arranque de obras en el campus Pedregal de la capital potosina.
Se trata de la construcción de un estacionamiento de dos pisos y el reforzamiento del famoso edificio chueco de la Facultad de Ciencias, considerado parte de la “herencia maldita”, pues fue inaugurado cuando gobernaba al estado el priísta Juan Manuel Carreras, y a la UASLP la encabezaba el arquitecto Manuel Fermín Villar.
Fue un viernes cuando en el campus Pedregal y frente a casi 800 jóvenes estudiantes, el gobernador Ricardo Gallardo pidió una aplauso de felicitación por la reelección de Zermeño Guerra. Ante los universitarios ofreció no sólo las dos obras mencionadas, sino que fue más allá y prometió techar las canchas deportivas, así como construir un gimnasio con recursos que no vienen de su bolsa, sino de las arcas públicas. Habría que tomarlo con cierta cautela porque como reza el dicho, prometer no empobrece.
Y así, esto parece indicar que inició una nueva era en la relación entre ambas autoridades. Una en la que la propia universidad resguarda y mantiene firme la exigencia de respeto a su autonomía, pero extiende un puente de entendimiento con el gobierno estatal. La única intención es que se dé respuesta a sus apremiantes necesidades que hoy no son atendidas en su totalidad por las limitaciones presupuestales.
Felicitaciones, sensaciones de alivio y críticas se dispersaron en los chats de WhatsApp y en redes sociales. Que si los consejeros alumnos o los profes se tomaron la foto, que si los estudiantes aplaudieron muy fuerte, que si el emblema universitario no combina con el color verde…
Sea lo que sea, el rector Zermeño demostró una vez más que la prudencia, la cautela y sobre todo el respeto, son elementos indispensables para generar relaciones armoniosas que esta vez podrían ser de largo plazo. Ahora lo que resta esperar es la sorpresiva gira que se anunció y en la que ambos visitarán el campus Tamazunchale, espacio de la UASLP que brinda educación de calidad a población que vive en condiciones de pobreza.
Aquí resulta oportuno recordar que uno de los proyectos del plan de trabajo del Rector para el periodo 2024-2028 fue el crecimiento en infraestructura de dicho campus, así como la construcción y el inicio de operaciones de una Casa del Estudiante que sería de gran apoyo para alumnos de pueblos originarios.
El desarrollo del Estado no debería depender sólo de la voluntad de un gobierno, y aunque se tiene la expectativa de que se mantendrá la buena racha de trabajo conjunto con la administración de Gallardo Cardona, también se espera concretar a no muy largo plazo un importante apoyo desde la federación.
Alejandro Zermeño ya ha participado en diversas reuniones con los equipos de campaña de los aspirantes a la Presidencia (que se han mostrado sensibles a la problemática que enfrenta la UASLP) y continuará tocando puertas y realizando las gestiones necesarias para cumplir a la comunidad universitaria, así como a la sociedad los compromisos que adquirió. Y habrá que estar atentos a cualquier novedad.
