En algún lugar recóndito de México hay una leyenda urbana, un paraje dónde existió un restaurante que ofrecía productos de mar y algunas variedades de peces y crustáceos que se exhibían en una pecera para ser dispuestos por el cliente y cocinados en el instante previo a su consumo. El lugar fue intervenido por algún grupo delictivo que solicitaba el pago compensatorio por no hacer daño a los poseedores del negocio. Los propietarios al verse en la encrucijada de solventar semejante impuesto o hacer enfadar a los gestores, optaron por abandonar (con todo y escrituras endosadas) el exitoso establecimiento. Esa es la historia del llamado cartel de los peces vivos.
Aparentemente las cosas son así en nuestro país, se toman y ya. Hay que tener la suficiente sangre fría para contar esa historia en la cena y seguir tragando sin el menor remordimiento, a sabiendas que hay alguien en alguna parte de México que tuvo que desprenderse de sus posesiones para conservar la vida y algo de su patrimonio. Me sentí tan impotente como seguramente el personaje central de la historia, que no es ese que muchos de ustedes admiran, el delincuente que protagoniza alguna telenovela de narcos como el señor de los cielos o la vida de Pablo Escobar. La gente ama esos clichés sin comprender la magnitud de su mal gusto y estupidez. Yo admiro al que tuvo que dejarlo todo para conservar lo más importante.
Las ancianas que me contaron semejante historia sonrieron satisfechas cuando se percataron de mi perplejidad, me quedé impertérrito al constatar la impepinable realidad, que somos una raza que valora más la audacia que la disciplina y la persistencia de otro ser humano. Los ladrones en México siempre han sido admirados por el populacho, Heraclio Bernal, Joaquín Murrieta, Salomé Plascencia, Porfirio Cadena, Benito Juárez, Porfirio Díaz, en fin. Bien haría el área de inteligencia encargada de ubicar y combatir a los cabecillas de los grupos criminales en escuchar los datos que las gentiles damas de la tercera edad tuvieron a bien compartirme. Pinche inteligencia militar se queda pendeja a un lado de ese par.
San Luis Potosí es un especie de estanque dónde coexisten una gran cantidad de especies, la mayoría son rehenes de un grupo de depredadores que administran el ecosistema y se disputan la supremacía de la cadena alimenticia. Es curioso, pero gestionar ese lugar privilegiado no es algo que se merezca o a lo que se tenga derecho por persistencia, empeño y disciplina. Simplemente es algo que se toma porque se quiere, se desea o se necesita. Últimamente la voluntad del pueblo es de las cosas más baratas que se pueden comprar en México, antes no, porque había principios morales y valores éticos, dignidad, etc. Conforme se fueron degradando los intereses intelectuales de la sociedad se “abarató” también la voluntad de las personas. Así como antes se contrataba plañideras para llorar en un velorio, hoy la gente se renta para asistir a un mitin político, para echar porras o para molestar y agredir al adversario y sus simpatizantes. La prostitución ya no se limita exclusivamente al acto sexual.
El gobernador estuvo presente en la firma de un supuesto pacto de civilidad entre partidos políticos, concurrieron los líderes de casi todos, excepto Rita Ozalia Rodríguez, representante de Morena. Una ausencia significativa ya que serán aliados en el próximo proceso electoral, aunque los morenos locales ya dejaron claro que no quieren hacer equipo con los verdes. Se viene una ríspida negociación y al parecer los morenos tendrán una negociadora de lujo, la mismísima Rosa Icela Rodríguez hará un espacio de tiempo en su tarea de combatir el crimen organizado para venir a conseguirle a su hermana algunas regidurías plurinominales. No quedó muy claro a qué se comprometen los firmantes del pacto de civilidad, pero les doy tres días a partir del inicio de las hostilidades para que todos estén denunciando violaciones a la ley electoral y delitos como la compra de votos y extorsiones. Ya los estoy viendo como cada tres años, primero subiendo fotos al Facebook bien abrazados y después acusándose mutuamente de violencia política de género y que le pegaron al perico.
Algunas de las presentes mencionaron en voz baja que al menos en el pasado proceso electoral fue el partido verde el principal generador de violencia. En Soledad de Graciano Sánchez dónde se consumó el triunfo de la elección de gobernador se denunciaron secuestros de operadores del candidato de la coalición PAN – PRD – PRI – Conciencia Popular quienes fueron liberados al caer la tarde. Posteriormente en el cómputo distrital fue prácticamente imposible que se realizará con transparencia y seguridad para los participantes por el constante amedrentamiento de los representantes del CEEPAC, quienes terminaron cediendo a los intereses de los operadores verdes. En la impugnación de la elección el representante del candidato Octavio Pedroza Gaitán demostraría que en casi el 70 % de las casillas de municipio los responsables de las centros de votación estaban afiliados al partido verde. El viejo truco de suplir la ausencia de los presidentes de casilla y escrutadores por el primer ciudadano formado para votar quien amablemente aceptaron quedarse todo el día hasta culminar la jornada democrática. Maldito CEEPAC no se a que se dedican todo el año de la elección (y los otros dos que no hacen nada) si al final los ciudadanos tienen que andar subsanando sus deficiencias.
A la que alguien debe recordarle que ya comenzó la temporada de patos es a la líder del partido acción nacional Verónica Rodríguez, en la más reciente visita de su presidente nacional Marko Cortés dejó instrucciones precisas de que ya se comporten como una verdadera oposición. Que está bien que tengan miedo, pero hay que taparle el ojo al macho y no confundir al electorado. No vayan a pensar que ya están arreglados, perdón, resignados a la supremacía del partido Verde. De la jefa priísta Sara Rocha ni hablamos, la señora ya le puso precio a su colaboración. Cualquier parecido con una casa de citas es mera coincidencia -500 pesos más el cuarto y no hay besos en la boca porque luego se enamoran. Claro que no hay violencia política de género en una simple analogía, tampoco vengan a razonar fuera del recipiente. No sé pelean con su principal oponente, pero si van a querer inscribir en el padrón de violentadores a este humilde escribano, mundano y algo ufano.
@gandhiantipatro
